Así, poco a poco, fue naciendo y tomando forma todo el concepto de la boda: ligero, lleno de sol, de música, de viajes y de colores vibrantes. Cuando todas las emociones, sueños e inspiraciones se unieron, creamos un moodboard que se convirtió en el corazón visual de aquel día.
La invitación fue el primer trazo de la historia que estaba por comenzar: transmitía la atmósfera de la celebración, el espíritu de la pareja y ese delicado hilo que une Australia, Irlanda y España.